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4r T -* L Locomotora IRevieta be . + + + ++ -41 Guatemala, 10 de Diciembre de 1908. I - JBellae Brtes I -- * *.: A V. .1 q r 2etvista Be poIitica, 'iencias, fiteratura y 2ellas (Crtcs. Director y Redactor: Vicente Chinchilla. Administrador J. Alejaudro Pacheco H.-2" Aveuida Sur, Ntimero 3. GUATEMALA, 10 DE DICIEIBRE DE '190S. NUM. 78. 4 por los "epartanentos + (Colabora.ei6n) De dos aiios a esta parte, la Alta Ve- rapaz ha progresado notablemente. El progre_-o por tin toca con su m1gica; varita estc peda.o de suelo tan preciado Scomo por encanto \'a transformiandolo hasta elevarli. al nivel de la cui1tra de gran part de sus habitantes. Es incredible que poblacionies de la importancia de Coban, se queden como rezaagadas v, en Vis.ta de su retraso en todo sentido, el patriotism se pregunta: "L'Lui ban hecho las Autoridades en anteriores afios?" Aparte del Palacio del Gobierno De- partamental que hace recorder aqui constantemente al General Molina, no hay otra obra que pueda indicar el celo patri6tico de los que ban Ilevado el mando en e-,ta ciudad. AfortLunadamente el Jefe Supremo d:l la Repiiblica que con sabio tino viene *lesenvolviendo el progreo national, quiere que este march al unisono en todos los dLpartamentos, y no tolera que altguno de sus representantes, 1-. Jefes Politicos, se entreguen al DOLCE FAR- NIENTE. paralizando con su inactividad ia march evolutiva de su jurisdiccion y aun retrazandola. pues que en la vida del progress, detenerse es retroceder. Yasi, fija SL mirada cariniosa de Go- bernante. en este pueblo ha puesto aquf lo que se necesitaba: un caraicterempren- dedor y constant, field cumplidor de las instrucciones superiors en favor del adelanto, y empleado: model que se dedica por com pletoy de Ileno al ejercicio de Usl flunciones. Teimemur heri- la modestia del Coronel Ubico, actual Jefe del Departamento, por 1, cual ni nnos e tendemo, con respect a su-il incritc., personales: pI-ro sif cumple Ai nuestro deber de observadores y ju.to;., hacer el el]gi i de s'o condlucta comrn em|plp ad-: ptiblico: y con sinceridad deci- mos, que e- el inejor Jefe Politico que ha tenido la Alta Verapaz. No lo a-erauramos nosotros, Io dicen sus hechos de pr;ctic-, patriotismo, co:mo la redenicid'n de la clase indigena, que esta realizando con empeiio de buen guatemalteco y aun A pesar de los que con mayor descaro quieren conservarlos bajo su plant como hasta ahora, olvidan- dose que es Guatemala libre, soberana e independiente y que a sus hijos corres- ponden iguales atributos; olvidandose, en fin. que si tenemos indios, no tenemos e claos . El apo.o 4 impulso que da el senior U'ico A la agriculture, secundando asi las disposiciones del Senior Presidente y merced a iaa que se estAn emprendiendo aqui nueas industries y cultivos n uevos, acusan tambien meritoria labor que no podemos sino aplaudir. Muchas obras materials ha levado A termin el Coronel Ubicoy en el present uumero tenemo, el gusto. de publicar varios fotograbados que representan obras de embelleciniiento y de progress, por Cl realizadas en muy corto tiempo. El precioso monument que -e levanto en el centro del parque "LA PAZ," en co nmemoraci6i del la via interoccinic:,. gloria muyI legitima de Estr;da Calrer.i, .imlboliza el Progreso, representad, por la Locomotora 3 la Ciencia, indicado por El husto de Minerva. Tiene grabadis Ios bustos de l( tres goberrnantes qiie han dedicado sus energia- al emlrande- cimiento del Pafs. El parque "LA PAZ," bellisimo orna- mento de la ciudad, se inaugur6 el 29 de junior Utltimo, asi como el Mercado y el Hospital del Norte, construidos con sujecci6n las reglas de la arquitectura mod-eriia y a. las prescripciones higie- nicas. Es gratn para nosotros poder, comb en el present caso, felicitar, por obras de positive utilidad, A los encargados de la cosa piblica; por lo que enviamos al Co- ronel Jorge Ubico nuestro aplauso y nuestra voz de aliento para que, como ha-;ta ahora, contintie realizando el pro- greso en la Alta Verapaz, colaborando asi a la obra de engrandecimiento national que lleva A feliZ t6rmino el Sefor Presi- dente Constitucional de la Reptiblica, Licenciado Estrada Cabrera. Coban, 1908. DOS BELLAS ALMAS La joven \iuda. cortejada con laasidui- Indiferente al principio, bien,que pia- tiempo en armonfa con el otono que le dad melanc6lica de los grandes amores, dosa siempre por aquellagrave juventud infunda, ara mayor encanto, la langji- dez de su rubia belleza. por Medoro, aquel primo suyo, en quien cuyo tremulo silencio en sufragio irreso- El primero no hacia sino adorarla res- la quimica no eclufa el ensuefno, empe- lutas adoraciones, exaltaba tan grata- petando con discreci6n casi religiosa la zaba A sentir, no obstante su fidelidad mente sus intimos orgullos, Julia sentia memorial del muerto, que fuera tambicn todavia profunda hacia el muerto, un desfallecer a su vez. Su alta belleza mo- su amigo; resignado a morir de amor retoio de dulce inquietud en la rica pri- rena ibaadquiriendounamorvidez deflor abeerre si Jula no lega Sexcesiva, como un cotate, y a o quererle (es increbile lo rmantlcos mavera de sus veintisiete ai5os. excesiva, como un contrast, y al ,propio que son esos j6venes sabios, alli en el TOMO V. ~Q a~m~it~~t~n: if La Locomotora 2 fondo de.sus dudas met6dicas,) 6 a con- quistarla por la adoraci6n como un Angel esquivo. Este nombre de "Angel" es ciertamenteirreemplazableparadesignar A la mujer amada, y puede empleArsele sin temor, pues tiene la vulgaridad de una estrella. Julia idolatraba A su muerto, impreg- nado ain todo, todo su ser por los tres aios-los tres divinos y fugaces afos- que su amor babia durado, rindiendo a! fin bajo el peso de dichas extremadas mas alla de la vida y de la muerte, la debilidad un tanto excesiva del esposo. Permanecia toda rumoreante de besos como una colmena que aun guard sus abejas. Y aquello llevaba ya siete aflos. El moment, sin duda, habia Ilegado; y Julia, con una melancolia que iba aban- donAndose basta la angustia, recorria aquellos papeles del esposo, que jams quiso revolver para no aumentar con mayores peas su amargura. Poco a poco las ligrimas fueron inva- diendola; sus ojos cargaronse de un Ilanto pesado como el suefio, y cuando did por iltimo con el sobre ya ligeramente ama- rillo, donde 1l babia escrito "Fidelidad." ;Ob, amado, amado de tu alma, ya no quedaba en ella sino tu carifio! El leave desgarramiento propag6se has- ta su corazon; sus dedos hallaron la cinta con el antiguo habitual contact; pero cuando el talisman aparecio por fin, Ju- lia se puso de pie como congelada por una palidez supreme. Parque "La Pa."--Cobin. Esa noche, Julia, mas conmovida que de costumbre por las- tristezas de su pla- t6uico adorador, habia decididl intentar un decisivorecurso. Consideribase per- jura ante el muerto amado, si cedia A las sdplicas de aquel, pues mil veces, en las horas de duke delirio, habiale prometido la eterna fidelidad de que su ser protes- taba abora. Tom6 un mueblecillo Ileno de papeles v fotografias, que abri6 sobre sus rodi- Has A la luz de la lampara; y mientras sus dedo, clasifcaban lentamente aquel tesoro de intimidades, su espiritu evoc6 el mas caro de sus recuerdos. Fue durante un plenilunio, cuyo silen- cio, que s6lo turbaba muy lejano Li eco de mazurca, sugeria eacantadas navega- ciones A Venecia. Llevaba ella un blanco peinador evapo- rado de luna, y por todo adorno una cin- ta azul al cuello. Aquella cinta empapa- da de besos por el amante, constituy6 el talisman de tidelidad, que locos de amor decidieron elegir en testimonio de eter- na dicha. Guardironla en un sobre que l debia conservar como depo-itario, para no abrirlo, sino cuando la muerteamenazara abolir el amor en disipaci6n del olvido. iAquella cinta no era la ,uya! Era una cinta blanca-blanca ;Dios mio!-com- pletamente blanca, la prueba de una traici6n tanto mis cobarde cuanto que habia elegido para ocultarle el propio se- creto de su \ iolada felicidad. Era esa la cinta blanca que -.iempre llevaba al cuello Berta de Changy, la mu- ier del ministry de Francia, rival suya, como dijeron A su tiempo las malas len- guas del gran mundo. iFu6 cierto, entonces? LSus celos no la habian engafiado? ;Berta y lMedoro? Y Julia se hundid en un sollozo como un guijarrillo blanco en el agua obscura. La joven viuda, bella basta la fatalidad en su palidez extraordinaria, habia entre- gado las manos a su adorador. Y con una calma implacable como el destiny, narrabale su desengaio. Mez- claba A sus frases salpicaduras de ironia vulgar: "]a fidelidad de los hombres: las pobres mujeres: los hombres son todos lo mismo........ " "Nunca habria consentido en dejarse amar, si no fuese por aquella traici6n de ultratumba. Ahora.-..-..- " El la escuchaba enajenado, con una pleniui extatica tan semejanteal miedo, que la pasi6n le temblaba en los labios sin alcanzar A formularse en palabras. Perocuando ella concluy6 su relato, Medoro, enlugar del grito de victoria, delbeso triuntal que semejante confu- si6n suponia, solt6 lentamente las manos adoradas. Habia sorprendido el secret de la tra- gedia, y en su coraz6n luchaba uno de esos combates sordos que definen vidas, el egoismo del amor insatisfecho, con el sacrificio del puro amor. Fue un instant parecido, horrible- mente parecido a la muerte, que es tam- bien un instant. Mednro se aproxiin mas todavia, ha- bl6 con una voz de naturalidad alarmante en la blancura impAvida que le habia so- brevenido. -No, Julia. La cinta es la misma. Se ha descolorado -ol-amente. El papel de los sobres tiene cloro y el cloro.------ Rien6 el silencio, Julia, simplemente, se cubri6 la cara con las manos. El amante pase6 una mirada por el techo, los muros y el piso. Fij6la durante un minute en cierta moldura trivial del con- tramarco; Julia permanecia inm6vil. Quizt dormia. Y Medoro, desamparado en la desolaci6n de la verdad, paralizado su coraz6n por una evidencia de asesina- to, se puso llorar en silencio, inm6vil, los ojos siempre fijos sobre aquella mol- dura, con gruesasligrinma calladas, para no deslertarla. .. .. -- Leopoldo Lugones. LA RISA (Frag -nentos) LO RIDICULO. Si ridicule es todo lo contrario al ideal de perfeici6n bumana, la ridicule debe ser varia para individuos que tengan un ideal de perfecci6n distinta. En una reu- ni6n mundana todos rien diversamente segyin sus aptitudes mentales. Un tilin- go es incapaz de comprender el ridicule ceremonial de una tertulia; entrando en una sala sin calefacci6n encuentra correc- to quitarse el gaban, aunque tenga frio; tomar te, aunque tal brebaje este mal pre- parado; felicitar A la nifia cuando toca pe- simamente el piano, y hablar tres horas con personas que no le interesan sobre puntos enteramente triviales. Una per- sona de inteligencia discreta, advertira que todo eso es ridicule, asi como buena parte de.los gestos y palabras vulgares que en torno suyo florecen, pasando in'ad- vertidas para los individuos menos inteli- gentes. Por tin, loshombresdotadosde una intelectualidad superior, pueden !le- var mas lejos la percepci6n y el anAlisis, descubriendolaridiculez donde los otros nose atrevian siquiera a sospecharla. La Locomotora 3 Cada espiritu tiene su lente; \e mis 6 menos segtii fl sea. Los tontos y tris- tes son ciegos al ridicule, refraterios A su percepci6n; los inteligentes y alegres lo descubren A distancia y con aumento. Larisaes humana v es eterna; poreso refiere Platdn que las Gracias, buscando un temple que jams fuera destruido, cncontraron el alma de Aristdfanes. LOS SOLEMNES. El vulgo, constituido por esas unidades gregarias que sonlos hombres dereba- fio, suele confundir, la sana alegrfa con la frivolidad, y la seriedad solemn con el carActer. A menudo oimos decir de un triste que es persona seria y de carter, 6 de un alegre que es informal e inconsecuente. Tal confusion seria un simple disparate si se formulara de bue- na ft; pero suele ser una excusa difundi- da y aceplada por lagran masa delos ton- tos y los tristes, con el objeto de justificar su propia inferioridad. No creamos en los bombres -olemnes que temen comprometerse ante quien los ve reir. Soo contrabandistas del talent, falsos monederos de la intelectualidad, ladrones del 4xito y de la fama; silo as- piran a que la gran masa de inferiores los con-avre "hombres serious saben que con ese pasaporte, y sin bagaje de ningdn genero, se puede legar muy le- jos. Los hombres -olemnes y silencio- sos son simuladore-s de baja ralea: espif- ritus indigentes que ocultan en la pe- numbra del silencio la andrajosa miseria de sus ideas. Es raro el hombre serio que calla por astucia; inas son los que ca- lan cuando nadatienen quedecir, y callan -ieinpre. Su fisonomia amorfa no cobija la pro-undidad de pensamiento alguno, plies el cerebro de los hombres solemnes .uele ser una pagina en blanco,"el armi- fio de la estupidez sin una sola mancha de inteligencia." que dirfa Hugo. La se- riedad es una simple incapacidad de reir. LOS ENVIDIOSOS. Algunos espiritus refinados t6rnanse inaccesibles a la alegria, y se crean "una especie de inmunidad a la risa," como afirma Barris. No negamos el hecho, pero su explicaci6n es facil: suele tratar- se de intelectuales "envenenados" por el fracaso y por la envidia, sujetosdesequi- librados e incompletos, brillantes para order y difamar alos que triunfan, pe- ro incapaces de triunfar ellos mismos en la vida. Entre los griegos florecieron lo, Agelestas, que practicaban la com- plhta abstinencia de la risa. Asi lo re- fiere Plat6n, mas parece que no los imi- taba. Pascal asegura, en sus pensa- mientos sueltos, que "ordinariamente se supone Arist6teles y Plat6n como personas solemnes y series; eran, sin embargo, buenos sujetos que jaraneaban y se refan como los demis, entire sus amigos." TERAPEUTICA. Dejando 1 fil6sofo- y moralistas el de- mostrar la funci6n social de la risa, cc- mo corrective de las costumbres colecti- vas individuals, seialemos su campo de aplicaci6n midica y prictica: la risa terapeu tica. La risa y el placer son esponente de energia vital; pero pueden a su vez, ser agents pro\ocadores de esa energia. La risa terap6utica fue preconizada por Moreau de Tours y por Raulin, en el tratamineto de cierta neurosis: la risa provocada produce efectos sorprenden- tes. Gracias A las mencionadas asocia- clones funcionales, la expresidn de la jo- cundia y el placer, obtenidas en lo suje- tos, aun a su pesar, Ilega i producer esos estados. Aunque el orden de ese process sea inverso al normal, la eficacia de su acci6n no es menor: asi co- mo el placer trae la risa, la risa trae el placer. "Hay que reir antes de ser feliz, dice Goethe: y si la alegria se resis- te a venir, hay que fortarla." Esto es, sin duda, el secret de muchas personas que rien siempre y a todo prop6sito, vi- viendo contents de si mismas y de las demis. Esta agradable terapeutica noofrece peligro, aunque sc le han atribuido algu- n.js imaginarios. "Se ha llegado a con- Hospital del Norte.-Cobin. Una ley general de psicologia ensefia que toda expresi6n mimica tiende a de- terminar la emocidn que habitualmente le correspond: poniendo la cara triste no es possible pensar en cosas alegres, y viceversa. Por eso la risa provocada mnerece una amplia cabida enla terap4u- tica rational. Las buenas compaaiasy los especticulos risuefios constituyen la parte mundana de esta medicaci6n; la parte farmacolgica puede star A cargo de los medicamentos euf6ricos 6 exhila- rantes, cuva list es complete, desde el vino de champaia basta el protdxido de azoe, pasando por el opio, el hatschich, el kawa y otras substancias que, en dosis pequeias, merecen esperimentarse co- mo modificadoras del tonuss" cerebral y orginico. tar, dice Voltaire, que algunas personas ban muerto de risa; me cuesta creerlo, pero seguramente bay muchas mas que ban muerto de tristeza." No cabrin, pues, vacilaciones al prescribir y provo- car la risa como estimulante de la salud, dela inteligencia y de la felicidad: mejor receta nopuedeotorgar un psicol6gicoal viviente cementerio de neurastlnicos aburridos que afean y amargan la exis- tencia en las grande ciudades. Y, si son j6venes, deben enamorarse de una mujer que se sepa reir con los ojos y con el espiritu, con los labios y con el cora- z6n, con todo su cuerpo gracioso y salu- berrimo, plenamente, absolutamente, con una risa que sirva para algo mis que mostrar sus lindos dientes. Jose Ingegnieros. I __ _ La Locomotora 4 La vida de los muertos AL PoFTA AxKMAND SILVESTHE Cuando junto- durmamos en la fosa callada, Y A velar nuestro sueflo s6lo una cruz -e eleve, Frorecera en tu cuerpo puro lirio de nieve, Surgira de mi care la rosa ensangrentada. Y la divina muerte, de tu musa adorada. Que piadosa en las tumbas calma y olvido lueve, Por el cielo, al arrullo de una mtsica leave, Nos abrira A otros mundos una senda encantada. Y unidas nuestra, almas subirIn a la altura Oue otra luz ilumina mAs radiosa y mis pura, A fundirse en las llamas de fuego eterno y santo. Y, enlazados los nombres de poeta Y amigo, Viviremos por siempre de la Gloria al abrigo Con las sombras -,aZradas- que bi.o hermanas el canto. Antonio Jose Caro. Monumento que simbc.l;.a Ciencia % Prc'oreso, lnaugurado en co:nmemoraci' n de lIa \i. i rrea interaocc6nla.-Cotbn. Del hibro "Voces tomadas" L PRECEPTO Hermano, trabajemos: Ia simiente dentro del surco f6rtil escondida ha madurado ya, de sa\ ia henchida pugna buscando libertad y ambient. Si queremos que pr6diga reviente y que el grano en saz6n surja a la vida, ablandemos la tierra endurecida con el acre sudor de nuestra frente. La vida es redenci6n: con el trabajo a diario bay que ganaria, tajo a tajo. Es pecado vivir ungode otros: Nos redime el trabajo y no la guerra; para comer el pan que es de nosotros, todos tenemos que labrar la tierra. LA CANCION DEL LABRIEGO Senfor: soy el labriego que los terrenos ara; con el sudor que brota de mi caldeada frente las tierras fecundizo, sazono la simiente, y ablando de las piedras la sequedad avara. Mi mano el negro surco con avidez prepare; contra la helada lucho con animo valiente; y los retoffos nuevos para cuidar, paciente velo todas las noches hasta que el cielo aclara. Yo se querer la tierra: de mis callosas manos las rtisticas caricias hacen dorar los granos. Yo crujo en las encinas, yo tiemblo en el arbusto, y aguardo en la cosecha mi linica alegria. Yo si querer la tierra. Sefor: vos, que sois just, decide si la tierra no debe de ser mia, Francisco J. Piclardo. IMPRECISION En mi eterna impaciencia no he podido trazar mi rumbo ni fljar mis lares, y march como el ave sin cantares, .,oiando ramas y buscando nido. Me interned en los paises del Olvido y plante cual beduino mis aduares .... Ma-, llevo la sentencia de los mares; lucha y tormenta, c6lera y rugido. Yo no busco quieltud; la triste roca siempre fija y tenaz sufre mas penas que el ave ei rante, pa -:iijera y loca. Yo prefiero brcgar; odio la calma; tcieng- mis fibras lde impulsion-s llenas y de idcales y pasi6n el alma. Jose Maria Sierra. El Panal de Miel Por ancha senla de olorosas flores caminaba una tarde yo A su lado, mientrasren su cabello desatado brillaba el sol con regios esplendores. Luciendo alegres cintas de colors, una colmena alzabase en el prado, a la que arrebate panal dorado que a la diosa ofreci de mis amores. Y como mi adorada me pidiera con voz de arrulladora melodfa un madrigal, le hable de esta manera: -LQue madrigal mejor, hermosa mia, que ese panal dulcisimo? 1a cera es la forma,'la iniel la poesia. Manuel Reina. La Locomotora 6 SIDILIO DE MOSCO lIapto de; Europa Llegadas que hubieron las doncellas de Europa a lo.- p!ados esmaltados de flores, se pusieron a ceogerlas-, cada una segdn su afici6n: una cogia el narciso olo- !oso, otra el jacinto; esta la violeta, aque- lla el toinillo. Y sobre la pradera fecun- dada por la primavera cafa una cosecha de petalos. Mas, en medio de aquellasjovenes, Eu- ropa, scmejaute a Venus que triunfa en- tre las Gracias, cogia con su blanc.i ma- nola esplendida rosa. No habfa, sin em- bargo, de star mucholiempo entregada a tan amena tarea, ni de conservar intac- ta su cintura virginal; pues cuando Zeus la vi6, sinti6 este trastornarsele el cora- z6n, herido profundamente por la repen- tina flecha de Cipris. 6nica que puede ven- cer hasta el senior de los Dioses. Querien- do Zeu-, evitarla ira y los celos de Juno, y .orprender el alma ticrna de Europa, co- rri6 un N lo -obre si mismo, para .icultar su diinidad, y -e trannform6 en toro. Mas, en nada se parecia a los toros cria- dos en los establos, 6 a los que arrastran el corvo arado, 6 que pacen en rebafios, 6 que, bajo el pesado ugo, tiranu de carre- tas: todo su cuerpo era de un amarillo pardo, y un circulo de plata brillaba en medio de su frente; sus ojos azulados lla- mealan de deseo; dos astas de igual ta- maino se encor\iaban sobre su cabeza, cual una media luna. Se lleg6 a la pradera sin asustar a las jvenes. Es mas, les alegr6 a estas ver- le, y se acercaron a el y le acariciaron. Su respiraci6n despedfa un perfume mas suave que e de la pradera. Pero, se va a Europa. se pega a ella, lame cari- iiosameute su cuello. La joven lo acari- cia, y limpia con su mano la cspuma que humedece su aiorro; de.pus le da un be- so en la frente. El toro contest con un alegre mugido semejante al sonido d-, la flauta migdoniiii. Luego arrodillando- se, mira a Europa, vuelve hacia ella su flanco y le ofrece sus poderosos lomos. Y la joven, dirigitedose ai u cominpanie- ras de hermosos cabellos, les dice: "ami- gas min;i, queridos amigos mfos, acudid, saltemos sobre la grupla tidl oro y divir- tamonos; pues en su ancha espalda csta- remos como un carro. Parece dulce y carifioso; en nada se semeja i los demas toros, tiene modales de verdadero ser human; s6lo le falta la palabra." Dijo, y sonriente, sube sobre los lomos del toro. Suscompaineras van a imitarla, cuando -c al'a el tingido bruto. y s-euro de \llearse la tan codiciada presa, gana apresuradainente las olas del mar. Eu- ropa se vuelve, llama a sus queridas com- pafieras, tiende susbrazoshacia ellas, pe- ro sin poder alcanzarlas. Llegado a la playa, el toro, semejante al delfin, se ade- lanta, anda sobre las olas, y el mar se calma bajosus pies. Los monstruos ma. rinos saltan en torno suyo; eldelfin, lleno de alegria, juguetea en el agua, las hijas de Nerea salen de sus antros, y sentadas sobre los monstruos, van al encuentro del duefio soberano. Neptuno mismo, que agita las tierras \ las agua, allana las olas y gufa a su hermano por los in- ciertos caminos del oceano. A su lado se agrupan los tritones, cuyo poderoso soplo retumba en el fondo de los abismos, y que con sus bocinas formadas de cara- coles retorcidos, entona a el ca nto triunfal del himeneo. Sentada sobre el lomo del divino toro, I:urpa, con una mano, agarra uno de los ameona/adrclre cuernos, y con la otra alza los flotantes pliegues de su vestido para que no se moje. El manto de lajoven se hincha como una vela y se levanta suave- mente. Mas ya que estuvieron lejos de su patria, cuando ya no pudo ver los riba- zos azotados por las olas, ni la cumbre de las montafias; cuando s6lo vi6, encima de su cabeza el firmamento, y bajo sus pies el oeano sin limits, Euroqa ech6 una mi- rada en torno suyo y dijo: Toro divino, a. d6nde me llevas? jQuien eres? ZC6mo puedes andar por un sitio s61o frecuenta- do por series sin pies? ZNo temeslos abismos? dnicamente los barcos, viajeros de las aguas, saben mantenerse sobre ellas; los toros temen aventurarse en ta- les peligros. iQud agua dulce, que co- midas hallas en la onda salada? ZEres acaso una divinidad? IHaces lo que s61o los dioses pueden hacer! Los delfines no andan en tierra firme; los toros no ca- minan sobre las olas, y no obstante, lo mismo corres por la tierra firm que por el agua, y tus cascos te sirven de remos. iQuien sabe? si te lanzaras al azulado cielo quiza volaras como el ave ligera. iAy de mi!; me he alejado del hogar pa- terno y untoro melleva sobre sus lomos! Y voy sola sobre extrafio mar hacia un fin desconocido. iT6, Neptuno, que mandas en el mar, yen en socorro mfol Espero conocer por fin al que se abre camino a traves de las aguas, pues no siendoguiadapor unadivinidad, nopo- drfa yo ir, como voy, por el hdmedo ca- mino deloceano." Dijo, yel encorvado toro le contest: "animlo joven, nada temas de las olas del abismo; soy Zeus en persona, aunque te parezca un toro, pues tomo elaspecto que se me antoja. Por que suspiro por ti, he recorrido, bajo la forma de un toro, la vasta extension del mar. Pronto verbs, la Creta, en done se desliz6 mi infancia; alli es donde sera preparado para ti el lecho nupcial. Nuestros hijos mandarin a los pueblos de la tierra". Sus palabras fueron veridicas. Apa- reci6 la Creta, Zeus tom6 su pristima forma, desat6 la cintura de Europa, y las Horas les prepararon el tilamo del hime- neo. Y la joven, virgen. ha poco, no tar- d6 en convertirse en esposa de Zeus al que di6 hijos en aquel mismo lugar. (De la obra AMORES CLASICOS; traduccioncs hechas por Alejandro Keller de las mAs no- tables y bellisimas piezas de la literature er6tica grcc,-romana.) IA __ __ _ Cuerp... d.l Band.l.-CoLan. La Locomotera 6 L.A. VIT-JDEZ DE LA PRINCESS. Tudo Paris rccuerda atn el dolor de la seiiora de Sora cuando perdi6 a su mari- do. Tras aquellas puertas cerradas de su palacio, en aquel duelo parisiense, hubo una terrible desesperacidn espafio- la. La princess se cortd el cabello. )e encerr6 en su ca-a y no quiso .er a na- die. Con sus vestidos enlutados y s.u cabeza juvenile. parecia una novicia ence- rrada en un hotel, convertido on c -n.v.n- to. Pasaba los dias contemplando el retrato de si es~po.,u y cenaba sola, en el gran comiedor, done todas las noches -;e ponian dos cubierto-'. El bast6n y el sombrero dcl principe estabau colocados en el recibimiento, en el sitio de cos- tumbre, .omo si el dueiio de ellos, aleja- do para siempre, acabara de entrar: en su casa. Y este recuerdo indeleble de las cosas exteriores avivaba la deses- peraci6n de la pobre dama, hacienda mias negros los dolores de la intermina- ble ausencia. Del pasado torbellino de visits, bailes, recepcione. y concertos que rodeaban sudicha d ddistinci6n y elegancia, s61o quedabua l la princess una amiga, la con- desa de Ancelin, una tiple de sal6n que debia & su hermosa vozla intimidad que se le concedia. Aquel dolor supremo. ruidoso e incon-,olable, se e\acerbaba con cualquier conversacion, pero se complacia ovendo cantar. El canto ayu- daba a las ligriinas. Pasaron adi dos aii..,; tan dolorosa y austera era la \iu-I' de la princess. Pe- ro su-, cabellos ilban creciendo -p.c.so3 y sedosos con hervor-c de idla. y con ellos cl duelo parecia ir tr.c.indo.e en regoci- jo,semejando, la enlutada v'-stidura ca- pricho de muljr vl.lrarte. Entonces fue cuando el sobrino de la seiiora, An- celin, viendo un dia A la princess en casa de su tia, se enamor6 locamente de ella V medit oifrecerle su mano; pero a las primers palabras de amor indigndse la viuda, par la cual l c principle no habia muerto: aquellrs frases carifiosas pare- .cicrunla una injuria, al:go asi como una proposici6n de intidelidad. Y pas6 algtin tiempo sin que la condesa viera a su amiga; el joc-n se alej6 de Paris e inten- t6 olvidar; pero cuando volvi6 mostrose tan enamojrado tan dekl-espera.lo, que su tia tuvo piedad de 1e y determine ven- eer los escrupulo- de la princesa.. .. .. ,Pero como persuadir 'i aquella singular naturaleza, que nunca raz.,naba ni \i\ia sino de arranques y de entusia3mos5 Pens6 la sefiora Ancelin que una pa- sidn tan exclusive por fuerza debia de ser celosa, y busc6 a todo trance cartas antiguas del principle. Cosa en verdad poco dificil, porque Mr. de Sora habia escrito much antes de su matrimonio, diseminindole en multitud de cofrecitos y cajoncitos cerrados con laves y oculto en los muebles mas misteriosos. Para mostrar aquellas hojas de una novela inslgnificante y sin fecha, la seflo- ra Ancelin tuvo el arrojo de llamar 6. las puertas de aquel hotel, de aquel silen- cioso mausoleo florido done lloraba una estatua viva, y el \alor de enseiar las cartas a la viuda. Y el resultado no fue un dolor, fue mas bien un terrible derrumbamiento. jPobre princesita! Sus aios de felicidad y lo- de su viudez, todo rodd y desapare- ci6 en un abismo de c6lera y menospre- cio. El retrato del principle fue deste- rrado.del gabinete. Ordeo6 que quita- ran el segundo cubierto del lugar que oc u paha contantemeute en su mesa,y en el recibimiento, abierto i todas las vici- tas, ya no volvi6 a verse el bast5n ni el s.,,mbrero, que tanto tiempo babian en ,1l permanecido. Se sucedieron las fiestas en el hotel de Sora, bailes, hanquetes. ICual el cielo mudable que se de.-poja de noche dilatada. la princess volvid a su esplendor antiCuo! Tr'anscurrieiron los dias. Una tarde que se paseaba por el jardin, dijo a su adorador, que la seguia como una som- bra triste: "Abora me casarc con usted cuando lI desee." Casronse al poco tiempo y vivieron dichbsos: ella dominala por una especie de furia, a; trastornado y admirado por aquella s6bita pasi6n. gozando de su di- cha sin analizarla demasiado. La conde- sa de Ancelin estaba satisfecha de su estratIe-ma. Asi pasaron seis meses. Los reclin casados se tra.-ladaron- al campo, a un castillo de los :lredcdores de Paris. Alli los visit6 su amiga, y al verilos pasear tranquilos su dicha por el tupido cisped, la baronesa, que no era precisamente muy perspicaz, les dijo de pronto: -Yo fui quien os bice dichoso-,. yo abora declare que no siento mi mentira. La princess se esti meci6 bruscamen- te. -iC6mo! --....Que mentira? -iSi, querida mia! Ahora ya puedo contarlo todo. -- _Aquel buen principle no tenfa el alma tan negra como creistei-. y las famosas cartas contaban cinco afnos de fecha_ .-__Por entonces aun no esta- bais casado.. -ZFuisteis capaz de hacer tal-dijo la princess mirandola como una loca. El principle muerto, olvidado, y de quien ya ni el nombre siquiera llevaba, ocupaba de nuevo el lugar perdido. Sin que me- diara explicaci6n alguna, todo acab6 en el matrimonio. La princess se encerrd en su casa y sumergida en una agonia que dur6 ocho dias, se entreg6 los remor- dimientos que la atormentaban. La desdichada mujer se babia casado sin ;imor, por venganza, y como el principe no habia sido culpable, ella se reconoci6 criminal para con el, avergonzindose de sf misma. ;Cuinta piedad para aquel recuerdo desechado tan brutalmente y que volvia con la violencia de antafio! El pobre ena- morado procuraba eliminarse, sabiendo ciencia cierta que nada significaba para ella, y que la antigua pasi6n con tal vigor renacida, habia matado de rafzla nueva. Hablibale la princess con frialdad, como se habla un extraifo, asegur6ndole que no era c6mplice de la supercheria; y como la sefiora Ancelin lloraba en su presen- cia, llena de remordimiento y sin pene- trar todo el alcance de su culpa, la prin- cesa se inclin6 hacia esta alma ligera que habia venido a mariposear en su camino tan recto y tan severe, y le dijo con acento d4bil para que la queja pareciese censu- ra: -Ya ves que no me desdig-o....ya ves que muero. Y afirmaba la verdad, porque su vida se extingui6 lentamente. Alfonso Da udet. __ Nuevo lcricaJo.-Cubtan. La Locomotora i UNA ANECDOTA DE SVIDA DE MIIIEL ANGEL Miguel Angel se paseaba triste y me- ditabundo por los jardines de San'Mar- cos. Rebullian en su imaginaci6n mil ideas colosales. mil proyectos gigantes-, cos, que algdn dia debian de ser la adiiracidn del mundo. Diferentes ar- tistas del gran MIdicis, del Medicis pro- tector nato de los artists, trabajaban en aquell,,s anchos y espaciosos jardines. Algunos conocieron A Miguel Angel y le ofrecieron un pedazo de marmol. Por today respuesta, el future artist empufii un cincel, arroj6 su blusa y empezd a transformar el marmol en una cabeza de fauno. Al dia siguiente volvi6 a concluir su obra, mientras que un hombre de cua- renta alos, \estido neglizentemente, es- taba de pie junto de l. y le miraba trabajir; en silencio Miguel Angel traba- jaba con ardor y hacia tanto caso de aquel personaje como del polo que su martillo levantaba. Conclufdo sU fauno, el joven se hizo atras como acosiumbran los artists para mejor juzgar del efecto de su obra, y parecia quedar muy satis- fecho. Alli le esperaba sin d uda elmudo testigode su escena. Avanzj lentamente v poniendo su mano ..obre la espalda del joven escultor: -Amigo mic,-le dijo con una ligera sourisa.--.i me lo permitieras o haria una observaciun. Miguel Angel se volvi6 l1,ruscamente hacia ci con aquel aire burlesco e inso- lente que tomarfa un pilluelo de nuestros dias ante un ciudadano. -Una olIservac6in. ...... .,;os'? Estas tres palabras fueron pronun- ciadas con gran lentitud. -Una critical si lo estimaisi en mas. -iDe la cabeza de mi fauno? ,;Y quien sois vos caballero, que creeis tener el derecho de critical mi trabaio? -Poco os imnporta qui6n yo sea, si es iusta mi critical. -,-;Ouin decidirL entire vos y yo sore el que tenga raz6n? -Os o ejo decidir a vos mismo. -Vamos a ver caballero, pode'i, ha- blar. Esto dijo Miguel Angel cruzando los brazos sobre el pecho, con profundo des- precio. -ieVuestra intencitn no ha sido la de crear un vicjo fauno que rfe a carcajadas? -Sin duda ninguna. Esto se com- prende facilmente. -Pues bien,-afiadli6 el critico rierdo- ;d6nde hab6is visto viejo.s que tengan todos los dientes en su bocal? El joven se sonroj6 y se mordi6 los labios, con despecho. La critical era just. Esper6 i que el desconocido le volviese la espalda, y entonces de un solo golpe arranc6 los dientes ;i su fauno. Para hace-r mas complete la ilusi6n quiso ahon- dar sus encias: pero como no tenfa alli instruments para trabajar el marmol, dej6 para el dia siguiente la conclusion de su obra. A la mafana siguiente, asi que se abri6 el jardin, Miguel Angel estaba en su puesto, pero el fauno habfa desaparecido. En su lugar s6lo encontr6 al desconocido del dia anterior. -WD6nde esta mi fauno? pregunt6 el escultor. -Lo han sacado de aquf por orden mia,-respondi6 el otro con su acostum- brada calma. -Y quiin sois vos caballero para dar 6rdenes en los jardines de Medicis? -Seguidmei y lo sabr is. S-0..0 seguird, pero sera para obligaros '. devolver mi fauno. -Quiza estareis contentisimo del lu- gar en que se halla. -Lo veremos. -Lo veremos. El desconocido tom6 el amino del palacio, siempre con la misma calma, y se di.,ponia Ai subir la escalera, cuando el joven le cogi6 por el brazo, con aire medio colerico. -LA d6nde vais, caballero? Creeis que asi se llega a los aposentos del prin- cipe? En sus jardines, puede pasar, porque el mismo lo permit; pero aquf nos mandaria arrojar a la calle. :El, sin contestarle, atraves6 la ante- camara Todos los que en ella habia se levantaron abrieadole paso, y saludandole coa sumo respeto. Miguel Angel empez6 a inquietarse. -Sera, acaso un empleado de palacio: -se decia un poco turbado por su aven- tura.-En este caso, he hecho mal en hablarle con tanta aspereza. iPero, acaso no es ino el fauno? Yo le obligare a que me !o devuelva y me lo devolvera. Lo tnico que puede pedirme es que le pague el nairmol. El de-conocido, seguido siempre de Miguel Angel, atraves6 las galerias y los -alones sin que nadie le impidiese el paso. -;Diablo, dijo Miguel Angel,-si sera el secretario del principle ,a quien he tratado con tan poca cortesfa! iBuena la lhemos hecho! El desconocido entr6 por fin en un gabinete regiamente amueblado con cua- dros y objetos de valor inmenso e in- calculable. El joven escultor se qued6 en el dintel de la puerta, turbado y creyendose del todo perdido: acababa de ofender a un personae muy poderoso, sin duda, cuan- di entraba en el aposentode MNdicis el Magnifico, sin hacerse auunciar. Quiso murmurar una excusa y levantando los ojos vi6 su viejo fauno sobre un rico pedestal. -Ya es, amigo mio, le dijo aquel bombre misterioso, siempre con la misma bondad y dulzura, que si he mandado quitar tu obra del iardin, ha sido para colocarla en el lugar que le corresponde -Pero, Dios mio-exclam6 el artista' --,qu dir. el principle al hallar ese de- sordenado trabajo en medio de tantas obras preciosas? -El principle te tiende su mano, amigo mio. Ven a estrecharla. Otro hubiera caido de rodillas. Miguel Angel llorando de felicidad, inclin6 la cabeza y apret6 cordialmente la mano que el gran Duque de Medicis acababade alargarle. Alejandro Dumas. EL GORRION. Volvia yo de cazar y caminaba por una calle de mi jardin. Mi perro correteaba por delante, dettivose de pronto y avanz6 luego con precauci6n, como si olf,itea'e alguna pieza. Mire adelante y vi un pichoncito de gorri6n en el suelo, amarillo el pico y con plum6n en la cabezuela. Habia caido de la rama de su nido (el viento azotaba fuertemente los Alamos del jardin) y es- taba el pajarillo muy quieto, abriendo lastimosamente las alillas, emplumadas apenas. Aproxiimibasele ya Tesoro, tendidos los muslos, cuando de stbito, saltando desde un arbol cercano, cay6 como una piedra, precisamen'te delante de las fauces del perro, un gorri6n viejo de negro pecho, y todo erizado, desolado, jadeante, con desesperante y quejum- broso pitio, dos veces salt contra aquella gran fauce abierta y armada de corvos ditente-. Habiase precipitado para salvar a. su hijo, y queria servirle de baluarte. Mas su cuerpecillo todo se estremecia de terror: eran sus gritos roncos y salvajes: moriase, sacrificaba su vida......... iQue enorme monstruo lucirfa el perro a sus ojos! Y, sin embargo, no habia podido permanecer sobre su rama tan alta y segura. Una fuerza mayor que su voluntad lo habia arrancado de ella. Detilvose Tesoro, recul6 luego. Dirfase que 61 tambien experimentaba aquella misma fuerza. Todo confuso entonces, llame a mi perro, y me march de allf lleno de una especie de santo respeto. iAh, no os rfais! Respeto fue lo que yo senti ante aquel heroico pajarillo, ante el ra-go de su amor. El amor, pense, es ma.s poderoso que la muerte. Pero por elamor no mas sc mueve y mantiene la vida. Yvai Fourgueneff "A La Locomotora 8 Siderea Contemplando una estrella que en el cielo se destaca radiante y luminosa en tanto la noche misteriosa tiende sobre la tierra obscure velo, me acuerdo de una historic que en mi avara memorial conserve, como lirio perfumado que en mi espfritu enfermo y fatigado esparce su fragancia deliciosa. Cuando la luz crepuscular moria, asomaba "i las rejas de la estrecha ventana el demente, su faz, triste y sombria, y i los aires lanzando extrafias quejas, alli le sorprendia la mariana. "Yo naci para amar,-asi decia;- si mis hermanos pIrfidos me llaman, loco, qud import? iMi pasi6n ardiente no logran extinguir! .. "Sabii'? Yo adoro las estrellas amables que derraman con inocente amor sus rays de oro sobre mi mustia frente. 'i;Que triste para mi las noches largas de horrible obscuridad, en que no brillan mis dulces compafieras! ;Cuan amargas esas boras de espera! .... Cual se humillan ante el altar del Cristo los creyentes, me arrodillo ante el 16brego infinite, y desborrando de mi amor el grito le digo a Dios:---En d6nde esti mi amada? iPor que, Seiior, consientes que sin verla me encuenti-e la alborada? Sabed que es una estrella encantadora la duenia de mi amor eterno y fuerte; mi corazon Ia adora, ;y es quitarme -.u lu./ darme la muerte! "Amada, iya es la hora! iSurge pronto a mis ruegos: que te espera con ansia el alma mia!, ;surg-e pronto, adorable compaikra!" Asf el loco seguia sus rarias confidencias, entretanto avanzaba la noche triunfadora. Y siempre a-s, 'la hora vespertina, Sometido al eucanto de su estrella adorada y seductora, el loco se asomaba la ventana, y alli le sorprendfa la mafiana cantAndole a su novia peregrina. ,Q-1e mano criminal cerr6 al demente la ventana de idilios y de amores? No lo se. Pero se que ante esa ruda crueldad, el loco dobleg6 la frente, nido ideal de ensuefios seductores, y cual espectro de la eterna duda, cuando alguno pasaba, se refa con Ligubre y si miestra carcajada, y su faz demacrada reflejaba el dolor, triste y sombrio Al fin rehus6 el sustento* y se tendi6 A morir el desgraciado. "jConquistastes mi pecbo enamorado, negandome tu luz me dan la muerte!;" murmur en su agonfa cual lament, y constant en su.amor, fiel a su dama, de su existencia se extingui6 la llama y desplom6se su cabeza inerte. ENVIO iOh virgen de mis fervidos anhelos!, til eres la estrella que radiante brilla, y se destaca, altiva y seductora, en la b6veda inmensa de los cielos. iYo soy el loco que ante ti se humilla, y prosternado en tierra la rodilla, viendo en tf su ideal, en ti es que adora! Max. Henriques Ureifa. EL NUEVO DODECASILABO (A AMADO NERVO.) Musa, prende nuevos ritmos en las liras, Nuevas formas, nuevos triunfos, nuevas palmas, Que en las formas ya gastadas s61o inspires Viejas cosas, viejos temas, viejas almas. No en el carro de dos ruedas que gemian Bajo el peso del augusto Juan de Mena; Hemistiquios de seis radios, que corrian Doblemente triunfadores en la arena. No en la forma conque cruza claro obscuros La barquilla de sus locos pensamientos, Que va en busca de los puertos mis segurios, Al azote despiadado de los vientos ........ Musa, canta tus canciones en la nueva Triple forma de los nuevos cuatro radios: Carro de oro que a la musa rauda lleva Al escape por los Ifricos estadios. Son tres golpes remachando la cadena, Son tres saltos que corona tres alturas: Se dirian tres corceles que en la arena Estamparan cuatro firmes herraduras! Triple lengua dragoniana, que vibrant Lame el cuerpo de la musa que se crispa; Triple corte sobre el disco de un diamante; Sore el c;ili: de una rosa triple avispa. .... . Musa, canta; que asf puedes en un dfa, Ya que tiran de este carro tres corceles, Conquistarte tires imperios de armonfa Y ceicirte tres coronas de laureles! ..... Jose S. Chocano. TE VI. UI A SOhl VEZ. . Te vi una sola vez, y tu silueta, sofiadoragentil, con peregrino andar de diosa encaden6 mi sino y me dej6, vibrando, su saeta. iFuego fatuo, delirio de poeta, eres, blonda beldad, que en mi camino, con blancas rosas en las manos, vino, y suefios albos en el alma inquieta? Circe de prodigiosa cabellera, embriAgame, otra vez, con tu quimera. Mi aspera vida con tu ausencia ainargas! Cruza- un instant por mi obscure cielo, ven un instant A perfumar mi duelo, mis grises dfas y mis noche. largas! Leopoldo Diaz. |
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